15 cosas que frustran (y mucho) a un trabajador

Gestionar equipos no es una tarea sencilla, requiere atención y preparación para poder liderar a personas que trabajen para conseguir un objetivo común. Cuanto más numeroso sea el equipo, más importante es organizarse bien, para que así se eviten las consecuencias de un liderazgo pobre como, por ejemplo, la frustración de un trabajador. Si tienes personas a tu cargo y la quieres evitar, presta atención a las siguientes15 cosas que frustran a un trabajador:

1 Herramientas obsoletas

Cuando las personas sufren las consecuenciasde trabajar con herramientas obsoletas a lo largo del tiempo, se puede generar una situación de frustración del personal, debido a la insatisfacción que producela baja productividad que se podría mejorar con un simple cambio de elementos auxiliares de trabajo.

Un ordenador cuyo software o hardware no están al día, un utillaje que no está adaptado a la tecnología de la maquinaria existente, una conexión a Internet lenta, material de seguridad que apenas protege, entre otros, son ejemplos de herramientas obsoletas que causan problemas a los trabajadores y que pueden llevarles a un episodio de frustración. ¿Cómo se puede evitar? Teniendo en cuenta el ciclo de vida de cada herramienta y estar pendiente de cambiarla cuando ésta se haya amortizado y/o existan alternativas en el mercado que permitan trabajar con mejores resultados.

2 Un mal jefe

Tener un mal jefe es algo que pasa factura y que tarde o temprano, más bien lo último, acaba generando frustración a cualquier trabajador. No defender a los trabajadores, no repartir bien las tareas, no ayudar cuando se necesita, no planificar ni programar el trabajo, son ejemplos de deficiencias que caracterizan a los malos jefes y que llevan por el camino de la amargura a los buenos profesionales.

3 Una oficina incómoda (mucho frio o calor, mobiliario desfasado, etc.)

En el espacio de trabajo, sea oficina, nave industrial, teletrabajo en casa o donde sea, se necesita un mínimo confort. Si no se dispone de unas condiciones mínimas para trabajar, las personas se sentirán incómodas y padecerán las consecuencias, situación que de prolongarse en el tiempo lleva a la frustración.

Por ejemplo, si la mesa y la silla en un puesto de oficina no son confortables y no permiten al trabajador aguantar la jornada sin dolor de espalda y otras patologías. Otro ejemplo, si el aire acondicionado funciona mal, puede provocar catarros, sequedad de ojos y otras enfermedades que resultan muy incómodas a las personas.

4 La falta de formación

No formar a los trabajadores es un foco de frustración muy potente. A las personas hay que formarlas para que puedan realizar las tareas de forma eficiente, además de ir actualizando esa formación a lo largo del tiempo. Si no se hace, los empleados que tengan un mínimo de interés por progresar, se acabarán frustrando y muy probablemente se irán a buscar la vida a otra empresa.

O, peor aún, se quedarán y pasarán a formar parte del «club de los dinosaurios», que son trabajadores que no quieren progresar porque ya se han hartado de dar pasos para formarse y ser mejores, obteniendo como respuesta de la empresa un «no» o barreras para que hagan su trabajo y no pregunten demasiado.

5 Horarios rígidos

Los horarios rígidos sin sentido no ayudan a que los trabajadores puedan conciliar su vida personal y profesional, más aún cuando se le exige al trabajador puntualidad máxima con el horario de entrada y se le mira mal cuando sale a la hora oficial de finalización de la jornada. Los desequilibrios de horarios generan frustración y son un síntoma de que no hay liderazgo, sino una gestión de un rebaño, como un pastor con sus ovejas con la ayuda de perros pastores.

6 Malas formas, gritos

Las malas formas en la empresa, tarde o temprano, acaban por frustrar a la gente. El hecho de que levantar la voz, mandar emails asesinos o lanzar cuchillos sea la norma para trabajar, se puede aguantar una temporada larga, pero no para siempre. Así que lo mejor será pasar de los malos hábitos y las prácticas deplorables, como las mencionadas, y guardar las formas si no se quiere acabar frustrando hasta a las plantas que decoran el centro de trabajo.

7 No poder teletrabajar sin motivo

Hay empresas que requieren trabajo presencial «porque sí» y no aceptan otras opciones, como el teletrabajo. Ni siquiera una parte de la jornada semanal. El «no» es un «no» rotundo y para controlar que las personas hacen sus tareas qué mejor sitio que la oficina. Esta situación de Gran Hermano empresarial viene de épocas pasadas, cuando los capataces usaban látigos y no sabían liderar, sino azuzar a las personas para que sacaran el tajo. Hoy hay más alternativas y el teletrabajo puede ser una de ellas, no siempre, pero hay que analizar cada caso y conceder la opción cuando proceda.

8 Cuellos de botella que no se gestionan

Los cuellos de botella hay que gestionarlos para que el trabajo fluya. Si existen cuellos de botella y los responsables no hacen nada para minimizar su impacto o moverlos a otros puntos más convenientes, los miembros de los equipos acabarán por sentirse frustrados. Es como golpearse con un muro, una y otra vez, sin que nadie ponga remedio al problema. ¿Quién querría trabajar en una empresa así?

9 Falta de reconocimiento del trabajo bien hecho y el esfuerzo

Si no se reconocen los resultados por el buen trabajo realizado y el esfuerzo en el desempeño de las personas, muchas se acaban frustrando. La gente necesita un cierto «cariño», o como se le llame en la empresa, para que se vea y se sienta que lo que hacen tiene sentido y genera un impacto positivo. Trabajar con gente que sólo critica lo malo y se apunta los tantos de otros, desde luego que resulta frustrante.

10 No disponer de un plan de carrera

Lo planes de carrera se necesitan para gestionar las expectativas de los trabajadores. Saber de donde se viene, dónde se está y hacia dónde puede dirigirse el trabajador para crecer (y cómo, cuándo, etc.), le permite tener unos objetivos individuales por los que luchar y participar en el trabajo en equipo con una doble visión, la que beneficia a la empresa y la que le beneficia a él mismo.

11 Impedimentos a la conciliación de la vida personal y profesional

Si a un trabajador se le ponen impedimentos para conciliar su vida personal y profesional, puede acabar frustrado. Hay puestos de trabajo que requieren unas normas específicas que no permiten flexibilidad, pero en otros, donde sí es posible, no se entiende que un responsable de un equipo le impida trabajar de una forma que permita conciliar. Por ejemplo, convocando reuniones fuera de horario; o proponiendo plazos inasumibles para realizar tareas, obligando al trabajador constantemente a hacer horas extra de forma innecesaria.

12 No participar en la toma de decisiones siendo un experto en la materia

Ignorar reiteradamente a un trabajador experto en una materia cuando se van a tomar decisiones sobre ese tema conduce directamente a su frustración. No se entiende que un responsable no tenga en cuenta a una persona que es voz autorizada en un tema, salvo por ansias de figurar o no quedar retratado ante sus superiores.

13 Subcontratación indefinida

La subcontratación indefinida de trabajadores es otro camino hacia la frustración. A los equipos formados por personas subcontratadas eternamente, en el largo plazo le pasa factura la fórmula del palo y la zanahoria, siendo la raíz del problema la gestión de expectativas (de contratación por parte del cliente) y las importantes diferencias artificiales que se generan en un esquema de trabajo internos-externos.

14 Nula comunicación y gestión del cambio

Si se acostumbra a implantar cambios frecuentes pero la comunicación y la gestión del cambio no son buenas, sucede que los trabajadores se pueden ver perdidos, situación que de continuar en el tiempo lleva a la frustración. Si se trabaja por un objetivo común, es importante comunicar las decisiones y explicar qué es lo que se espera con cada cambio, marcando hitos intermedios y reflejando el avance en métricas que puedan entender las personas que forman el equipo, para que así puedan hacer lo que esté en su mano para influir positivamente sobre ellas.

15 Malas prácticas laborales de los jefes

Las malas prácticas laborales en el día a día, como las llamadas telefónicas a horas intempestivas para temas irrelevantes, las interrupciones constantes, encargos siempre urgentes, entre otras, son fuente de frustración de los trabajadores. No se puede pretender agobiar a los trabajadores y que estos respondan siempre con la mejor solución, ni siquiera con una buena solución. Si se les apura constantemente y no se les deja ni respirar, lo que se va a conseguir es que se quemen y que se marchen a otro sitio a continuar con su carrera profesional.

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