Lo que desea todo empresario es que su empresa vaya bien. Y para eso necesita que las relaciones entre sus empleados sean buenas. Sin embargo, eso no es siempre posible. Todos hemos trabajado alguna vez en empresas donde las relaciones no eran adecuadas o nosotros mismos, no teníamos buenas relaciones con todo el mundo. Al final, si esto ocurre, la empresa lo nota. Y lo nota para mal, porque su productividad cae.
Fomentar la competencia entre los empleados puede ser positivo. Sin embargo, para que esta forma de animar a los trabajadores resulte efectiva, el empresario ha de ser totalmente transparente en las reglas y formas en que se retribuye o recompensa. Del mismo modo, debe fomentar el respeto en su plantilla por encima de la competencia, para que existan unas líneas rojas claramente definidas y que son las que no se pueden pasar.
Desde el punto de visa de los empleados en tanto que personas, tanto los celos como la envidia son normales en medio de un ambiente de trabajo. No es tan raro que existan celos si se denota algún trato de favor o desventaja, o envidia si hay posibilidades de que los resultados o parte de ellos de alguno de los empleados sean comparables.
Desde el punto de vista del empresario se trata de alcanzar el equilibrio entre una competencia sana y una competencia insana o dominada por las envidias. En muchas empresas se debe estimular la competencia y la rivalidad entre los empleados o departamentos para obtener mejores resultados. El problema es la forma de hacerlo y el hecho, por otra parte, de que esa competencia abierta siempre deja vencedores y vencidos, lo que ya da pie a esas envidias tan poco deseables.
Otro tema complicado que generan algunos malos jefes son los favoritismos, que suelen dar lugar a sentimientos hostiles, ya sean aquellos que surgen por afinidad personal, diferencias de sueldos, horarios, calidad de trabajos que se asignan o las responsabilidades que se otorgan. Y no se trata de que no los tengan, porque eso es humano, el problema a evitar es que se note, ser descarado.
Cómo lidiar con el problema
Dicen los expertos que si un empleado se siente víctima de celos o envidia, lo principal es que esfuerce por frenar los sentimientos negativos, y si ya no es posible mantenerse alejado sin entrar en este juego de recelos, entonces será necesario que tome cartas en el asunto y se haga valer.
Por tanto, la primera medida sería hablar con aquellas personas que imposibilitan una vida laboral correcta, ya que una buena conversación puede ayudar a entender el motivo que tienen las demás personas para actuar de la manera en que lo hacen.
Sólo si este acercamiento entre pares falla, es cuando hay que tomar medidas más drásticas y hablar con un superior. Lo importante, en cualquier caso, es no tener miedo de comunicar estas situaciones. Hay que evitar la denuncia ante las personas que corresponde, pero también tragarse las cosas.
Por último, conviene no descartar la ayuda externa para poder abordar este tipo de problemas.
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