Qué es la cultura empresarial y cómo se puede fomentar

Cuando se habla de cultura empresarial, normalmente se suele volver la mirada y poner como ejemplo a Estados Unidos. La imagen de los empresarios como modelos positivos de identificación nunca ha sido tan fuerte en Europa como en Estados Unidos. Por eso es, imprescindible saber qué es la cultura empresarial y cómo se puede identificar.
En Europa, durante mucho tiempo, convertirse en empresario se ha considerado una opción arriesgada, no especialmente atractiva y menos gratificante desde el punto de vista social. Por eso, la Comisión Europea ha decidido tomar medidas para tratar de fomentar la cultura empresarial poniendo ejemplos de buenas prácticas. El objetivo es mejorar la formación de las nuevas generaciones y ofrecer la perspectiva del empresario de una forma más atractiva para aquellos que quieran recorrer este camino.

Cómo fomentar la cultura empresarial

La educación es una aspecto clave para mejorar la cultura empresarial. Durante años los sistemas educativos no se orientaban al desarrollo del espíritu empresarial y el trabajo por cuenta propia, sino que el objetivo final de la trayectoria educativa era más bien producir empleados para empresas o administraciones públicas. Esto tiene importantes consecuencias a la hora de crear una empresa, pero también para liderar un equipo o un proyecto. Por eso se ha afronta el fomento de la cultura empresarial desde dos puntos de vista diferentes.

Por un lado, la educación en actitudes y capacidades empresariales, que incluya el desarrollo de ciertas cualidades personales, pero que no se centre directamente en la creación de nuevas empresas. Se trata de desarrollar las aptitudes que en el futuro permitirán conducir con éxito una empresa, ser capaces de tomar decisiones o ver la oportunidad de negocio y no sólo el riesgo de crear una empresa.

En este aspecto, se deben fomentar valores como el desarrollo de las cualidades personales relacionadas con el espíritu empresarial, tales como la creatividad, la asunción de riesgos y la responsabilidad. También es importante la sensibilización de los estudiantes respecto al trabajo por cuenta propia como opción profesional, con el punto de vista de que también podemos ser empresarios además de empleados, con todo lo que esto significa.

Por otro lado, es necesario un concepto educativo más específico de formación dirigida a la creación de una empresa. Aquí sería importante adquirir las cualificaciones empresariales necesarias para poner en marcha una nueva empresa, de manera que una vez acabada la formación tenemos una base sólida sobre la que empezar a trabajar. Con todo esto seguro que muchos de los errores que se cometen al crear una empresa por primera vez se podrían evitar, se podría mejorar la cultura de organización de la empresa o aprender a aprovechar los recursos humanos de la empresa de forma más eficiente, fomentando los ascensos desde la propia organización, siempre que fuera posible.

Una cultura empresarial en todos los niveles educativos

Todos estos aspectos del fomento de la cultura empresarial se tienen que coordinar y promover desde diversos lugares e instituciones. La cultura empresarial tiene que comenzar a cultivarse en el sistema educativo general, tanto en primaria como en la secundaria.

Después, no podemos olvidarnos del trabajo que puede realizarse en la formación profesional, fundamental para el trabajador autónomo. Ya que estamos formando profesionales, no se debe pensar sólo en trabajar en una empresa, sino que en el currículum educativo deberían existir temas específicos que tienen que ver con el trabajo por cuenta propia, las ventajas e inconvenientes que tiene o las necesidades que tenemos de formación en diferentes aspectos de gestión de la empresa. Aquí el paso siguiente sería la enseñanza Universitaria, que si tiene algunas titulaciones muy enfocadas a la cultura empresarial.

Por último, un aspecto clave para el fomento de la cultura empresarial tiene que venir de la propia empresa. Nuestro aprendizaje no acaba con la incorporación al mercado laboral, sino que seguimos aprendiendo cosas y en este sentido es necesario que las propias organizaciones fomenten esta cultura empresarial entre sus propios empleados. Un ejemplo son los planes de Google para que cada uno trabaje en sus propios proyectos dedicando un 20% de sus horas de trabajo a ello. De este semillero de ideas la compañía a sacado servicios muy rentables a lo largo de los años, aunque actualmente sea un modelo a debate en muchas organizaciones como lo puede ser la holacracia y la ausencia de jerarquías y directivos en las tomas de decisiones. La cultura empresarial evoluciona, no es algo estático y es importante que las nuevas generaciones vengan bien formadas en este aspecto para no repetir eternamente los errores de sus mayores.

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